
Con un sencillo vestido azul de línea formal, Amy se sentó en primera fila, justo detrás de su marido, a quien dirigió varias sonrisas, correspondidas con gestos de complicidad. Blake también intentó ofrecer una imagen de seriedad. El acusado llevaba una chaqueta gris, polo negro y vaqueros, y durante el juicio se le permitió abandonar el banquillo de los acusados brevemente para usar el baño.
Amy hizo llegar, por medio de un ujier, un mensaje escrito en un pequeño trozo de papel a Blake, quien actualmente permanece en la cárcel. Recientemente, se había especulado con la posibilidad de un serio distanciamiento entre Amy y su pareja. Incluso se habló de infidelidad por parte de Winehouse y de planes de divorcio. La cariñosa actitud de Amy con su marido desmiente, de momento, semejantes especulaciones.
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